Empatía - Lenguaje del campo mórfico?

Podrá ser la Empatía un tipo de acceso al campo mórfico, un lenguaje de comunicación, el dreamtongue al cual se refería Jadoa Tai Alexander? Nuestras neuronas espejos serían la forma de conectarnos con el campo o con la matriz divina del universo holográfico de la física cuántica o será la glándula pineal, la pituitaria? Podrá ser la empatía, como ya planteé en otro post...la trenza de la película Avatar que nos permite comunicarnos y entendernos más allá de las fronteras cotidianas?

Desarrolló la hipótesis de los campos mórficos y produjo publicaciones e investigaciones relacionadas con temas como el desarrollo y la conducta, la telepatía, la percepción y la metafísica en animales y plantas. Sería uno de los defensores de la teoría holística.
Los campos mórficos llevan información, no energía, y son utilizables a través del espacio y del tiempo sin perdida alguna de intensidad después de haber sido creados. Son campos no físicos que ejercen influencia sobre sistemas que presentan algún tipo de organización inherente.
"La teoría de la causación formativa se centra en cómo las cosas toman sus formas o patrones de organización. Así que cubre la formación de galaxias, átomos, cristales, moléculas, plantas, animales, células, sociedades. Cubre todas las cosas que tienen formas, patrones o estructuras o propiedades auto-organizativas. Todas estas cosas se organizan por sí mismas. Un átomo no tiene que ser creado por algún agente externo, se organiza solo. Una molécula y un cristal no es organizado por los seres humanos pieza por pieza sino que cristaliza espontáneamente. Los animales crecen espontáneamente. Todas estas cosas son diferentes de las máquinas, que son artificialmente ensambladas por seres humanos. Esta teoría trata sistemas naturales auto-organizados y el origen de las formas. Y asume que la causa de las formas es la influencia de campos organizativos, campos formativos, que llamo campos mórficos. El rasgo principal es que la forma de las sociedades, ideas, cristales y moléculas dependen de la manera en que tipos similares han sido organizados en el pasado. Hay una especie de memoria integrada en los campos mórficos de cada cosa auto-organizada. Concibo las regularidades de la naturaleza como hábitos más que cosas gobernadas por leyes matemáticas eternas que existen de alguna forma fuera de la naturaleza".
Rupert Sheldrake.
Aquí les dejo un texto de Rubert Sheldrake, controvertido biólogo, filósofo y autor británico.
Respecto a los organismos vivos, Sheldrake dice que:
"Los organismos vivos no sólo heredan los genes, sino también los campos mórficos. Los genes se reciben materialmente de los antepasados, y permiten elaborar ciertos tipos de moléculas proteínicas; los campos mórficos se heredan de un modo no-material, por medio de la resonancia mórfica, no sólo de los antepasados directos, sino también de los demás miembros de la especie. El organismo en desarrollo se sincroniza con los campos mórficos de su especie, y de tal modo se basa en una memoria mancomunada o colectiva".
La existencia de este campo sincrónico probaría, por ejemplo, los múltiples ejemplos de evoluciones paralelas de animales separados por miles de kilómetros o incluso en islas diferentes, inexplicables conforme a la teoría de la evolución de Darwin.
Otra de las implicaciones de esta teoría es para la memoria. Durante décadas los científicos han tratado de localizar la memoria en el cerebro, sin ningún éxito. Incluso con el 60% del cerebro seccionado, los animales siguen recordando aquello que han aprendido. La hipótesis de Sheldrake es que esta memoria no existe, y que lo único que existe es el hábito y el campo mórfico. Así, recordamos nuestros actos porque somos muy parecidos a como éramos, y recordamos menos el pasado porque el hábito ha ido modificándose (así del pasado, solo recordamos aquello que repasamos con cierta frecuencia).
Por ello, buscar la memoria en el cerebro está condenado al fracaso, al igual que lo estaría la búsqueda dentro del televisor de huellas de los programas que uno haya visto la semana pasada: el aparato sintoniza transmisiones, pero no las almacena. La pérdida de la memoria equivaldría más a un televisor estropeado que a que las ondas que transmiten la programación hayan desaparecido. El cerebro se limitaría a sintonizar con el hábito grabado en el campo mórfico.
Todo esto tiene mucha relación con la teoría del inconsciente colectivo de Carl Jung. Conforme al psicólogo suizo, existe un nivel colectivo dentro del inconsciente, común a toda la especie y formado por los "arquetipos", pero de todas formas me parece que hablaremos de Jung en otro post.
Por otro lado, existen modos experimentales de probar la teoría de la causación formativa en su relación con la memoria. Por ejemplo, cuando unas ratas de laboratorio aprenden a resolver un laberinto en América, las ratas de laboratorio británicas lo resuelven con mayor facilidad, y estadísticamente resulta más sencillo para una persona que no sabe persa escribir en persa que escribir una grafía inventada, lo cual se explicaría por el hecho de que ya se ha formado un hábito de miles de años de escribir dichas palabras, hábito que ha creado una resonancia mórfica que invade a toda la especie.
La teoría también explica la coordinación milimétrica de aves y bandadas de peces, coordinación sincrónica que de momento no tenía ningún tipo de explicación científica. También está relacionada con la teoría de las superestructuras o superorganismos, y explica el funcionamiento de hormigueros y otro tipo de colonias de individuos sociales que en biología se estudian como organismos vivos en sí.
Finalmente, de todo esto se deriva que incluso las denominadas leyes de la naturaleza podrían ser más semejantes a hábitos conservados por resonancia mórfica. El problema de lo que son realmente estas leyes inmateriales, y el modo como operan, se suele esquivar volviendo bruscamente a la idea de que son sólo modelos mentales. Pero es que si las leyes de la naturaleza son modelos matemáticos de la mente humana pueden ser modelos de aspectos habituales de la naturaleza en evolución, antes que modelos de leyes eternas.
La teoría de Rupert Sheldrake no es del todo original, y tiene múltiples antecedentes filosóficos. Así, por ejemplo, los siguientes:
En el siglo III a.C., el filósofo Plotino pensaba que esta alma cósmica era la fuente de todas las almas que había dentro de ella: "Hay un Alma y muchas almas. Del Alma única proceden una multiplicidad de diferentes almas". Las teorías modernas del campo unificado pueden parafrasearse idénticamente: "Hay un Campo y muchos campos. Del Campo único proceden una multiplicidad de diferentes campos".
En el siglo XIX, Arthur Schopenhauer, en "Sobre la voluntad en la naturaleza", atribuía a la voluntad el carácter de significado último, de principio que todo lo mueve, y atribuía la evolución (antes de Darwin) al seguimiento de esta voluntad. En el marco de la teoría de Sheldrake, dicha voluntad sería el atractor que mueve a los campos mórficos en cada momento.
El filósofo vitalista Henry Bergson atribuía la creatividad de la evolución a un impulso vital, el élan vital. Según este modo de ver, el proceso de la evolución no está diseñado y planificado de antemano en la mente de un Dios trascendente, sino que es espontáneo y creador.
La teoría de Sheldrake también está en parte relacionada con la teoría de la evolución de Lamarck, dado que él tenía en cuenta la voluntad de cada animal (en palabras de Schopenhauer no sería voluntad sino "albedrío", puesto que la voluntad es anterior al animal) como mecanismo desencadenador del cambio. Pero conforme a Sheldrake, no es exactamente así, sino que primero, la nueva pauta tiene que existir gracias a un salto o a una síntesis creadores y segundo, queda sujeta a la selección natural darwiniana. De todas formas, muchos animales domésticos liberados no sólo cambian de conducta sino también de forma corporal. Los cerdos se vuelven más hirsutos y tienden a desarrollar los colmillos; en su progenie reaparecen las rayas de los cerdos salvajes jóvenes. Como comentó precísamente Charles Darwin, "en ese caso, lo mismo que en muchos otros, sólo podemos decir que cualquier cambio en los hábitos de vida aparentemente favorece a una tendencia, intrínseca o latente de la especie, a volver al estado primitivo". Así, Darwin se contradice a sí mismo, dado que su teoría de la evolución postula cambios mórficos exclusivamente con fundamento en mutaciones genéticas, no en un cambio de hábitos (Lamarck).
La teoría de la causación formativa plantea preguntas bastante interesantes. Así, por ejemplo:
Tal vez ni siquiera los átomos existieron siempre y sus formas y propiedades presentes quizá sean sólo hábitos exitosos. Es posible que la selección natural opere en los reinos atómico, molecular y cristalográfico, tal como lo hace en el reino biológico. y si las moléculas y los cristales efectivamente heredan una memoria de los anteriores de su clase en virtud de la resonancia mórfica, debe existir la posibilidad de estudiar la construcción de hábitos por medio de experimentos realizados con sustancias químicas y cristales de síntesis reciente.
Las galaxias y las estrellas también representan pautas repetitivas de organización, que pertenecen a distintos tipos con ciclos vitales característicos. Quizá también ellos sean hábitos; por repetición, las pautas exitosas de organización galáctica y estelar se habrían vuelto cada vez más probables. Lo mismo podría valer respecto de los sistemas planetarios y los planetas. Quizás existan otros planetas en otra parte de la misma especie que, por ejemplo, Venus, Júpiter o la Tierra. Esto plantea la vertiginosa posibilidad de que nuestro planeta esté en resonancia mórfica con planetas semejantes de otras partes del universo. El proceso evolutivo en la Tierra podría haber seguido una pauta habitual ya establecida en otros planetas análogos. O quizá nuestro planeta sea el primero que experimente este tipo de senda de desarrollo, y otros sigan sus huellas...
Sheldrake también investiga experimentalmente fenómenos como la telepatía. Más información sobre todo ello en:http://www.sheldrake.org/
Lectura básica recomendada: - Rupert Sheldrake. "El renacimiento de la naturaleza. La nueva imagen de la ciencia y de Dios". ed. Paidos.

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